Han transcurrido ya
veinticuatro horas desde que se produjo la catástrofe ferroviaria en Santiago
de Compostela y aún me encuentro con el corazón encogido, las imágenes y los
testimonios son sobrecogedores. Parece mentira que en un instante tanta tragedia
pueda coincidir en un mismo punto; la alta tecnología ha saltado por los aires
y de repente nos ha puesto los pies sobre la realidad, no somos conscientes que
esto pude ocurrir, es como si pensáramos que los trenes de Alta Velocidad
además de trasladarnos de un sitio a otro en poco tiempo fueran perfectos y mira tú por donde hoy es
todo tragedia y sufrimiento.
No acierto a encontrar
las palabras para poder expresarme en este blog para decir algo tan sencillo
como que dentro de la oscuridad del sufrimiento de los heridos y de la ausencia
de los difuntos existe algo que de verdad me llena el alma y los ojos de
lagrimas y es: LA ENORME SOLIDARIDAD DE TODAS LAS PERSONAS
ANONIMAS que desde el primer instante colaboraron en las tareas del
rescate de las victimas, las imágenes de TV no pueden ser más expresivas, cada
uno ayudaba como podía, incluso arrancando chapas retorcidas con sus propias
manos, esto es amor por la vida de los que están en peligro y no las monsergas desde los pulpitos.
Desde este humilde blog solicito
que el próximo premio Príncipe de Asturias de la Concordia se lo otorguen a
estas personas anónimas que ayer colaboraron junto a los profesionales en las
labores de rescate de una manera abnegada.
Menos mal que se ta ha olvidado hacer mención del gran comunicado de Moncloa haciendo referencia al terremoto de Gansú...manda cojones Manolín...Besitos crack! Jaime.
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