Hoy ha amanecido un día
triste en Marbella, poco sol y muchas nubes; igual que hemos amanecido Lola y
yo, aún estamos asombrados y no podemos creer lo que ha ocurrido ayer. Miro
alrededor y me parece tan injusto que a veces pienso que lo he soñado y que los
planes que habíamos hecho y habían quedado en suspense se volverán a cumplir
tal y como lo habíamos programado los cuatro.
De manera súbita ha
fallecido nuestro amigo Pedro, el martes le habían operado de una cirugía sin
mayor importancia y en apenas setenta y dos horas las cosas se complicaron de
tal manera que desembocó en su fallecimiento.
A Pedro y Conchita les
conocemos de toda la vida, hemos compartido muchísimos ratos buenos y algunos
menos buenos, pero siempre hemos estado en contacto; hemos visto crecer a
nuestros hijos a la vez y apenas hace un mes cuando estábamos nosotros en
Madrid nos reunimos para programar otra vez una parte de las vacaciones juntos.
Lo previsto había sido encontrarnos en Perbes como la otra vez, pero en esta
ocasión viajar por la costa gallega hasta Finisterre para contemplar la puesta
del sol desde el faro más occidental de la península. Todo quedó en suspense
por su intervención quirúrgica y lo habíamos vuelto a programar para el próximo
septiembre.
Y aquí es donde la Puta
Vida nos lo ha hecho todo añicos, se nos ha ido uno de los cuatro y su vacio no
lo podremos volver a ocupar, sólo nos quedará el recuerdo de los momentos
inolvidables que pasamos juntos y ahora que estamos en Marbella hay cantidad de
ellos en lugares por donde hemos estado los cuatro, la última vez el pasado
verano.
La enseñanza ha perdido un
maestro de vocación, Isabel un padre comprensivo y que le adoraba, Conchita su
compañero de toda la vida, su amor, su apoyo en momentos difíciles, Lola y yo
un gran amigo del alma con el que nos entendimos magníficamente y al que queríamos
de corazón.
Podría hacer una lista
interminable de lugares y momentos que compartimos juntos después de tantos
años de amistad, pero únicamente voy a recordar desde estas líneas dos: estando
ellos casados de poco tiempo, nos reunimos en San Juan con Mila, Braulio, sus
hijas pequeñas, Carlos y nosotros con nuestros hijos también pequeños, quemamos
literalmente la playa, cada día era mejor que el anterior y no paramos ni un
instante de disfrutar los momentos que vivíamos, un verano inolvidable.
De los últimos fue una
excursión a Setenil de las Bodegas en la provincia de Cádiz, aquí ya no
quemamos el pueblo; los años habían pasado y el cuerpo ya no da para esos
menesteres, pero de otra manera más sosegada y acorde a las canas que peinamos
lo pasamos extraordinariamente, todo el día subiendo y bajando riscos, incluso
subimos a lo más alto del castillo para observar unas vistas maravillosas, casi
no podíamos seguir a Pedro el ritmo de su andar, estaba en forma.
Bueno esto es todo, ahora
nos queda arropar a Conchita y a Isabel con todo nuestro cariño, incluso aún
más porque les daremos parte que antes le pertenecía a Pedro.
Así es la Puta Vida
mientas ayer nosotros sin saberlo compartíamos mesa y mantel con los nuestros disfrutando
del momento Pedro en esos momentos se estaba jugando la última partida que
desgraciadamente perdió.
Adiós amigo, nunca te
olvidaremos.