La otra
mañana muy temprano fui a tomar el metro en Madrid y me ocurrieron una serie de
acontecimientos que no sé si los sabré explicar con claridad, porque han sido
casi insólitos y no los podía creer.
Lo primero
era que a pesar de ser “hora punta”, los pasillos estaban casi vacíos, a medida
que bajaba y bajaba tramos de escaleras
camino del centro de la tierra, comenzó a llegar hasta mis oídos una
suave y muy bien acompasada música; al doblar la esquina de uno de los pasillos
allí estaba la explicación de tan agradable sinfonía, eran un grupo muy
numeroso de damas y caballeros, perfectamente uniformados de trajes largos y
chaqué que estaban interpretando la Sinfonía nº 40 en sol menor de W.A. Mozart;
ante mi asombro de semejante acto cultural en el subsuelo, le pregunté a otro anónimo
espectador ¿quiénes son estos músicos tan brillantes?, este me respondió en voz
muy baja: Es la Filarmónica de Navacepedilla de los Bosques, ¿cómo respondí
asombrado, pueden estar dando un concierto semejante en el metro de Madrid?.
Pues muy
sencillo me explicó, apartándome un poco para no interrumpir. Al Director le
han despedido porque “se tomó” diez días de baja para operarse de una
apendicitis y eso ahora es motivo más que suficiente para ponerte de patitas en
la calle sin una partitura que llevarte a la boca; ¿y los demás?, pregunté, les
han hecho un ERE porque como las fiestas patronales en honor al Niño Jesús de
Navacepedilla son en agosto, prevén que van a tener unos meses de perdidas y
por tanto está absolutamente justificado el ERE. ¡¡Caramba ¡! Pensé, esto debe
de ser la Reforma Laboral que va a terminar con los parados.
Continué muy
despacio mi camino para no hacer nada de ruido, eso sí, deposite un billete de
500 € en la funda del trombón de varas, donde ya habían depositado otros
parados y jubilados anteriores a mí billetes de semejante cuantía o cheques al
portador conformados, ¡vamos lo normal en estos casos!.
No terminaba
yo de asimilar todo lo que había visto bajando hasta el anden, cuando vino
puntual como siempre el metro; al abrirse las puertas de nuevo un súbito
resplandor acompañado de una luz cegadora me inundó ¿qué ocurre?, ¿qué me
sucede?, ¿es el túnel de la muerte?,¡¡ no, estoy vivo!!.
Cuando la
luz cegadora me permitió ver, entré en el vagón, con cuidado, casi con miedo;
estaba prácticamente vacío a pesar de ser “hora punta” (las 10:30 a.m. aprox.)
un aroma embriagador me envolvió, una mezcla de Chanel nº 5, Bulgari, Rochas,
etc. etc. etc., vamos que no olía como otros días a humanidad mezclada con Varon
Dandy. Como había tan poca gente enseguida me di cuenta que sentados en amplias
butacas reclinables o bien apoyados en la pared, viajaban unas cuantas personas
que por sus caras me eran conocidas.
Charlaban
animadamente, me acerque para ver si podía identificar a alguno y efectivamente
allí estaban; A.Koplowich, C. Alierta, F. Perez, E. Botin, J. Rossell, A.
Brufau, A. Alcocer, J. Roig y otros que me pillaban de espaldas o que me
sonaban menos, como la ministra de trabajo, que no recuerdo ahora su nombre o
tal vez lo he olvidado a propósito.
Puse todo mi
empeño en escuchar que decían (pecado muy español lo del cotilleo), pero la
verdad, a mí solo me movía lo que podía aprender de tan ilustres personajes,
padres y madres de la Patria, los que nos van a llevar con la mano firme en el
timón a través de esta feroz tormenta originada por ZP.
Decían y
decían, eso sí, muy respetuosamente: oye Floren ¿de donde sacas tú los créditos
para tener tanta pasta y luego invertirla en comprar jugadores para el Real
Madrid?, un poco más allá Emilio se sonreía socarronamente, a mi que no me
miren, pensaba. Otro que debía de ser del Barcelona, por el apellido, le espetó
también a Floren
¿a ese
jugador que fichasteis ya lesionado, creo que se llama N. Sahin, lo vas a
despedir por no ir a trabajar más de diez días seguidos?, lleva lesionado desde
el verano pasado; entonces me acordé del Director de la Sinfónica de
Navacepedilla, pero Floren, se descojonaba con la pregunta.¡¡ Mira que eres culé,
malo, más que malo!!, para mis futbolistas
le Reforma de Mariano no cuenta.
Un poco más allá,
creo que era Cesar A. le decía al de la CEOE ¿ como se te ocurre decir que los
españoles se vayan a trabajar a Laponia?,¿no te dás cuenta que así no hablarán
por teléfono?, eso, eso, irrumpió Antonio B.,y yo cada vez vendo menos
gasolina. El sr. Juan R. medio un poco: yo quisiera vender más tomates y más
Hacendado, no es que me vaya mal el negocio, pero en mis planes de expansión
aún no contemplo establecerme fuera de España.
Un poco más allá
Dª. Esther K. conversaba con Alberto A.; algo de amor les queda a estos, pensé,
pero no, ella le decía: mira estoy encantada con poder ir a trabajar en metro,
ahora que todos nosotros nos hemos puesto de acuerdo en instalarnos en el
Polígono Industrial de Parla, podemos charlar durante el viaje y nos hemos
desecho de los Audis, Mercedes, Bentleys, etc., para dárselos a las ONG´s en África;
ya era hora pensé yo, que por las polvorientas carreteras africanas circulen
además de los desvencijados Toyotas estos modernos vehículos, los cooperantes
seguro que se lo van a agradecer. Pero mira tú por donde al final la sra. K. va
y dice: además ahora nos queda el campo de golf muchísimo más cerca de la
oficina, que pena al final la ha c……do.
En ese
momento cuando ya me decidía a hacerles
unas preguntas, me tuve que levantar a toda velocidad porque mi vejiga ya no
aguantaba más, tal vez fuese porque lo que había soñado era todo para me……..e.
Hasta la
proxima.