Os voy a contar la
historia de la geografía que ha pasado por delante de mis ojos desde que nací
hace ya mucho tiempo, como no quiero molestar a nadie me imaginare el país y
los personajes.
Lo llamaré Pitufilandia y
por tanto sus ciudadanos seremos pitufos, eso si, no todos vestimos de azul;
aunque haya actualmente un sector que se agrupa bajo ese color y tienen un ave
en su emblema, pero no entraré de momento en esos detalles del paisaje.
Cuando vine al mundo en
este maravilloso país de Pitufilandia el jefe era un pitufo bajito y con
espada, que decían que tenia bastante mal carácter. Mis padres pitufos Manolo y
Esperanza, me mandaron a un colegio de pago en el que los profesores pitufos no
vestían de azul sino de negro con faldas, la verdad es que impresionaba un montón.
Bueno a lo que voy, es que recuerdo que además de las tablas de multiplicar que
cantábamos como los Niños de San Ildefonso, también teníamos la aulas llenas de
mapas de nuestro país, Pitufilandia, que la verdad es que se parece poco al de
ahora mismo.
Y una cosa curiosa todos
nos entendíamos en la misma lengua, que dicen que es muy muy muy antigua, vamos
de hace varios siglos, y que incluso algunos ciudadanos ilustres de este país
de Pitufilandia habían escrito libros en esa lengua que se habían traducido a
diversas lenguas por el resto de mundo, me refiero a unos tales llamados
Calderon de la Barca, Lope de Vega, Miguel de Cervantes, etc., no sé si os
suenan ahora en este mundo cibernético y de whatssap.
Bueno pues volviendo a lo
del pitufo jefe bajito y con espada, no le caían demasiado bien los ciudadanos
de Pitufilandia que hablasen otra lengua que no fuera la de Cervantes, entonces
estos ciudadanos de la periferia del país se aguantaban y hablaban su idioma en
la intimidad, lo escribían e incluso hasta lo cantaban; se comentaba que en
aquellas épocas hasta era poco fino el expresarse de manera incorrecta en
castellano (quiero decir pitufilano), asi que los que podían enviaban a sus
pitufos pequeños a la capital para que lo aprendieran.
Por supuesto que entonces
a ninguno de ellos se le ocurrió decirle al pitufo jefe que ellos se querían
independizar, más bien le hacían la rosca, pelota o como queramos llamarle, a
pesar de que un gobierno anterior al de este pitufo los había reconocido como
Comunidades Autónomas. Mira tu por donde a la muerte de este pitufo se organiza
de nuevo el mapa de Pitufilandia, otra vez nos toca aprender a que territorio
pertenecemos porque aquello del Reino de León, Castilla la Vieja y Castilla la
Nueva había pasado a mejor vida. Y de aquellos polvos vienen estos lodos (el
refranero pitufilandes es muy sabio, que dicen los viejos), ahora resulta que
los de la periferia se empeñan que el resto hablemos como ellos (y mira que son
difíciles, sobre todo los del norte de Pitufilandia), incluso yo creo que a
veces hasta ellos mismos no se entienden y lo hacen por aquello de la
singularidad, o por jo….. . Y lo último es que los del norte a la derecha de la
Capital de Pitufilandia según miramos el mapa de ahora, se quieren
independizar. Vamos “más chulos que un ocho” que dijo en el Congreso uno de sus
súbditos de apellido casi insultante en la lengua de Cervantes.
Vamos, vamos, vamos la
lección de geografía que os había prometido al principio a donde me ha llevado;
y es que últimamente estos pitufos de la periferia nordeste han conseguido que
a pesar de ser 7.412.194 habitantes (censo de 2016) estemos el resto de los
ciudadanos de Pitufilandia ósea casi 40.000.000 hablando de ellos y la verdad
es que a mi personalmente como pitufo viejo y hasta abuelo me tienen hasta …………