Hoy
creo que es el primer día de verdad del otoño, ha salido poco el sol, Lola y yo
lo hemos aprovechado para terminar algunas tareas que teníamos pendientes en el
jardín. Por fin, hemos podado los arboles; verdaderamente les hacia falta, el
sauce del centro había crecido tanto que ya no dejaba entrar al sol en verano y
ya se sabe un jardín sin sol es como un huerto sin cebollinos (sin querer me ha
salido la vena poética, bucólica y pastoril). Al resto de los arboles también les
hemos pasado revista, hacia ya tres años que no nos atrevíamos con la tarea y
hemos necesitado ayuda para poder hacerlo todo, yo no me atrevo a subirme a los
arboles y menos con una moto sierra.
Por
la tarde ha bajado la temperatura bastante y nos ha animado a prender la
chimenea del salón, en más de veinte años viviendo en esta casa no la habíamos encendido
más de tres veces y la verdad es que es una gozada. El ambiente que crea es
sumamente relajante y te embelesas viendo el fuego, casi no te das cuenta como
pasa el tiempo contemplando el chisporroteo de la leña de encina al consumirse.
Esta
tarde/noche, como todos los viernes Lola se ha marchado a jugar su partida de
cartas con sus amigas ¿tea party?, así que me ha tocado servicio de
habitaciones con las abuelas, son las nueve y ya tengo todo bajo control, y aprovecho este rato de tranquilidad para contaros mis asuntos en el blog.
Lo
del día “tristón” ha venido a juntarse con la pena que tenemos Lola y yo desde
hace tres días; lamentablemente Raquel ha perdido a su bebe. Teníamos todos una
ilusión enorme; hasta yo ya me estaba haciendo a la idea de ser abuelo; eso sí,
el abuelo más joven, moderno y guay del Paraguay y parte de España (excepto
Cataluña). Las cosas no han salido como debían y nos tenemos que hacer a la
idea de que se pospondrán los acontecimientos, porque estamos convencidos que
seguro tan pronto como puedan lo volverán a intentar y nuevamente todos
volveremos a ilusionarnos con el futuro bebe, eso sí, siempre de alma Atletico.
No se yo….. si por otro sitio y otras personas de mi corazón nos darán otra alegría,
ya veremos y tiempo al tiempo.
La
chimenea sigue devorando leña como una antigua locomotora de vapor, ¿Quién se
acuerda de ellas?; pero que todo sea por el ambiente y el calorcito, da gusto
poder escribir al teclado en mangas de camisa cuando fuera apenas estamos a
seis grados.
Hoy
he consagrado estas líneas a mí, no toca meterme con el Gobierno y el reportero
Trubulete seguro que sigue detrás de los andares de Miss. Catton Panties, tal
vez por las Malvinas.
Hasta
la próxima amigos.
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