Prefiero
pensar que el sr. Montoro es un mentiroso compulsivo cuando hoy en el Palacio
de las Cortes dijo “los sueldos en España no bajan, moderan su crecimiento”, a
creer que es un cretino, porque si así fuera es que además estaría atentando
contra la inteligencia y el buen sentido común de los españoles.
Seguro
que para decir tan grandilocuente frase se habrá empapado de varios informes
que sus acólitos le hayan puesto sobre su mesa, por cierto que si alguno de
ellos es funcionario por oposición seguro que no estaría tampoco de acuerdo, ya
que están sufriendo en sus carnes los recortes salariales desde hace más de dos
años; tal vez es que los que elaboraron las estadísticas son “personal contratado” o
sea “amigotes” y está claro estos no van a llevar la contraria al jefe. O tal
vez es sr. Montoro tiene otra fuente de información, la de su propio partido,
que allí precisamente no predican con el ejemplo, si no, sirva de muestra el
sueldazo de Barcenas en plena época de apretarse el cinturón como nos repiten
cada día desde la sede del PP.
Probablemente
será de la misma fiabilidad de estadística que la que cuentan en mi pueblo: había
dos mendigos en la puerta de la iglesia pidiendo algo para comer, salió el párroco
y gentilmente les dio un pollo que se iba a comer él; cuando entró de nuevo en
la sacristía le contó al monaguillo “ves, Desiderio, hoy comerán medio pollo
cada pobre” y se quedo tan satisfecho; pero mira tú por donde que al salir el monaguillo
de la iglesia más tarde se encuentra a uno de los mendigos saboreando plácidamente
un palillo y al otro llorando, cuando Desiderio le pregunta al mendigo lloroso ¿Qué
te sucede?, ¿no has tenido suficiente con tú medio pollo?, le contesta entre
lamentos “no señor es que este se lo ha comido entero”, conclusión a la que de
inmediato llegó Desiderio camino de su casa “las estadísticas son una mierda”.
Seguro
que si el sr. Montoro hubiese hecho la estadística a pie de calle se habría dado
cuenta que lo que iba a decir era UNA IMBECILIDAD y además ofensiva para los
pocos que aún trabajan. Los empresarios hoy en día tienen un filón con los
salarios, jamás estuvieron tan protegidos por el Estado y son los únicos que
marcan las reglas del juego y al que no esté de acuerdo “a la …….. calle”.
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