Andaba yo el otro día
paseando por el campo charro entre alcornoques y encinas aprovechando que hacia
una estupenda mañana de junio; porque hasta hace unos días parecía que estábamos
más en pleno invierno que a principios de verano; cuando comencé a hacer unas
cuantas reflexiones en voz alta, ya que los únicos que me podían oír eran una
piara de gorrinos ibéricos con unos “andares” que ya los quisiera Norma Duval
en sus mejores tiempos.
Lo primero que me vino a
la imaginación fue una noticia que había escuchado en la radio: los mini-precios de
los “cubatas” y los gin-tonics en el bar de las Cortes, ¡caramba que precios!,
esto si es combatir a la crisis, cuando salgo yo y entro en cualquier
establecimiento de hosteleria los precios que me cobran no tienen nada de “anti-crisis”,
más bien diría yo que hasta los han subido, pero bueno, lo combato tomándome “las
bebidas espirituosas” muy de tarde en tarde e incluso en mi casa, fomentando la
ralentización del consumo tan cacareada por el gobierno.
Menos mal que el
Presidente de las Cortes ha salido rápidamente a rectificar el asunto y ahora
nos confirma que los sres. Diputados tendrán que pagar “los espirituosos” a
precio de mercado, faltaría más. Pero llegado a este punto se me ocurre: ¿cómo es
que en el propio centro de trabajo te puedes poner “hasta las orejas” de
alcohol nadie diga nada y hasta parezca
normal?; no me imagino a los trabajadores de SEAT (por poner un ejemplo),
parando la cadena de montaje para ir al bar a “pegarse unos lingotazos”, o al
conductor de una locomotora aprovechando la parada en Medina del Campo (por
poner otro ejemplo) para acudir al bar de la estación y alegrarse el camino que
le falta hasta Ferrol con “unos espirituosos”. Ahora le voy encontrando
explicación a dos cosas: una donde están los señores Diputados cuando se ven en
tv que sus escaños están vacíos y la otra, la falta de todo sentido común de
algunas leyes que aprueban; a lo peor es que venían de “pegarse unos lingotazos”
o había perdido la partida de julepe, porque este asunto tal y como va, también
te puede hacer pensar que también hay naipes para pasar el rato.
Llegado a este punto volví
a la realidad y no era otra, que ni estaba en el campo charro ni había gorrinos
ibéricos a mi alrededor; solo que estaba pensando en voz alta lo que opino que
está pasando en mi país en este momento.
Mañana más.
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